miércoles, 2 de abril de 2008

Venenosa calma


En momentos como éste, o como en otros semejantes me encuentro solo como consecuencia de mis peores atributos, de mis más bajas acciones. En estos casos siento que el mundo es despreciable, pero comprendo que yo también formo parte de él; en estos instantes me invade una furia de aniquilación, me dejo acariciar por la tentación del suicidio, me emborracho, busco a las prostitutas. Y siento cierta satisfacción al probar mi propia bajeza y en verificar que no soy mejor que los sucios monstruos que me rodean.
Anoche estaba en la peor de mis borracheras cuando sentí asco de la mujer que se encontraba conmigo y de los marineros que se encontraban rodeándome que salí corriendo del bar. Caminé hasta llegar a los muelles, me senté por ahí y lloré. El agua sucia me tentaba constantemente ¿para qué sufrir? El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación, en un segundo todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro, como si todo esto no fuera más que una fantasmagoría, sin solidez.
Y aunque la vida ilumina este razonamiento (pero sólo como una larga pesadilla), tengo tanto apego a lo que existe, que prefiero soportar mi imperfeccióny el dolor que causa mi fealdad, antes que aniquilar la fantasmagorñia con un acto de propia voluntad. No entiendo... lom más horrible de mí es la falta de carácter y la cobardía.

1 comentario:

Josefina Styles dijo...

eso es de El Túnel?
sino, estoy segura de haberlo leido antes pero no se donde :B

saludos
chau